La salud y seguridad en el trabajo: pilares para una cultura laboral sostenible

 La legislación en materia de salud y seguridad laboral en Argentina refleja un compromiso constante por resguardar la vida y el bienestar de los trabajadores. Desde la implementación de la Ley 19.587, promulgada en 1972, hasta la más reciente Ley 24.557 sobre Riesgos del Trabajo, la evolución normativa evidencia una transición de un enfoque reparador hacia uno preventivo, promoviendo condiciones laborales más seguras y eficaces.

Un marco normativo robusto y en constante evolución

La Ley 19.587 y su Decreto Reglamentario 351/79 marcaron un hito al establecer estándares claros sobre las condiciones físicas y organizativas en los ambientes laborales. Entre sus principales disposiciones, esta ley define las responsabilidades tanto de empleadores como de trabajadores, asegurando el cumplimiento de prácticas que salvaguardan la higiene y seguridad en el trabajo. Con un alcance que abarca todo el país, la normativa promueve la creación de servicios internos de medicina laboral y seguridad que dependen directamente de los niveles jerárquicos más altos de las empresas.

Por otro lado, la Ley 24.557 trajo consigo un sistema integral de prevención y gestión de riesgos, delegando responsabilidades tanto en los empleadores como en las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART). Este cambio estructural no solo otorgó herramientas a las empresas para prevenir accidentes y enfermedades, sino que también fortaleció la supervisión a través de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).

Prevención como eje central

La prevención de riesgos constituye el pilar fundamental de estas normativas. Desde la obligatoriedad de exámenes médicos preocupacionales y periódicos hasta la evaluación de factores de riesgo ambientales como ruido, vibraciones, carga térmica y contaminantes químicos, la legislación establece un enfoque sistemático para identificar y minimizar peligros en el lugar de trabajo.

Asimismo, los servicios de Higiene y Seguridad tienen un rol estratégico en la vigilancia del ambiente laboral y la salud del trabajador. A través de capacitaciones continuas, monitoreos de condiciones de trabajo y el desarrollo de indicadores biológicos, se busca anticipar problemas antes de que generen enfermedades ocupacionales.

Construyendo una cultura de seguridad

Además de las exigencias legales, las normativas fomentan una cultura organizacional basada en la seguridad y el bienestar. Esto se traduce en la incorporación de programas educativos, planes de mejora y mecanismos de reporte de incidentes que involucran activamente a trabajadores y empleadores. La formación continua, junto con el cumplimiento estricto de normativas como las descritas en los decretos sectoriales—por ejemplo, el Decreto 911/96 para la construcción—, es clave para generar ambientes de trabajo resilientes.

La importancia de un compromiso colectivo

El éxito en la implementación de estas normativas radica en la colaboración entre los diversos actores: empleadores, trabajadores, ART y el Estado. Este último, a través de la SRT, supervisa no solo el cumplimiento de las normas, sino también la adaptación a nuevos desafíos laborales derivados de avances tecnológicos y cambios sociales.

La seguridad y la salud en el trabajo no son simplemente obligaciones legales, sino valores fundamentales que refuerzan el tejido productivo y social. Adoptar un enfoque preventivo no solo protege vidas, sino que también impulsa la productividad, la innovación y la sostenibilidad a largo plazo en las organizaciones. En un mundo laboral en constante evolución, invertir en el bienestar de los trabajadores es, sin duda, una de las decisiones más acertadas para construir un futuro más justo y humano.

gerstner javid


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