Hogar seguro, vida segura: recomendaciones para prevenir accidentes en tareas cotidianas

 La prevención de riesgos no empieza en la oficina; se extiende a cada rincón de nuestro hogar, donde las tareas diarias pueden convertirse en fuente de lesiones si no aplicamos prácticas simples pero efectivas. Cuidar de la ergonomía al realizar actividades como levantar objetos o realizar tareas domésticas es fundamental. Cada vez que levantes una carga, mantenela cerca del cuerpo y de la zona abdominal. Si el objeto se encuentra en el suelo, separá los pies, ubicando uno más adelante que el otro, doblá las piernas manteniendo la espalda recta y acercá el mentón hacia el pecho. En actividades como la limpieza, el planchado o la asistencia a terceros, es vital adecuar la altura de las superficies o utilizar ayudas técnicas para evitar tensiones innecesarias y problemas a largo plazo.

El orden en el hogar es tan crucial como el cuidado personal. Los líquidos, grasas y residuos esparcidos en el suelo pueden convertirse en riesgos de tropiezos y caídas. Por eso, mantener las áreas de circulación limpias y libres de obstáculos es esencial. Al alcanzar objetos en altura, usá escaleras en buen estado en lugar de improvisar con muebles o sillas; recordá siempre inspeccionar que cada escalón esté en condiciones óptimas antes de usarlas, para minimizar cualquier posibilidad de accidente.

No podés pasar por alto la seguridad eléctrica. Manipular aparatos con las manos mojadas o sobrecargar circuitos conectando varios dispositivos en un mismo toma corriente son prácticas que deben evitarse para prevenir situaciones peligrosas. Cuidar que las conexiones eléctricas se mantengan en buen estado y utilizar los artefactos según sus especificaciones es una forma sencilla de cuidar tanto tus equipos como tu integridad.

En la manipulación de químicos de limpieza, el buen uso y conservación de estos productos es una cuestión de salud. Guardá los recipientes correctamente cerrados, etiquetados y almacenados en áreas ventiladas. Además, evitá la mezcla de distintos productos y utilizá guantes al manipular sustancias, para prevenir reacciones adversas y proteger la piel.

Por último, la cocina es uno de los espacios donde el riesgo de incendios y quemaduras se hace más presente. No dejés hornallas encendidas sin supervisión, y si se produce una situación de emergencia, actuá con cautela: por ejemplo, en caso de fuego en un recipiente con aceite, tapá el recipiente con una toalla húmeda en lugar de arrojarle agua, lo que podría agravar la situación. Prestar atención a detalles como orientar los mangos de las sartenes hacia adentro durante la cocción también ayuda a evitar accidentes.

Cada acción consciente en el hogar transforma un entorno potencialmente riesgoso en un espacio seguro y saludable. La integración de estos hábitos no sólo previene accidentes, sino que refuerza la idea de que la seguridad es un compromiso diario.

Martin Lionel Gerstner Javid


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