Protegé tus oídos: cuidá tu salud auditiva en cada espacio

 Nuestro oído es más que un simple receptor de sonidos; es la vía que nos conecta con el entorno, permite la comunicación y, en muchos casos, actúa como una alerta ante situaciones de riesgo. En un escenario en el que el ruido forma parte de la cotidianidad—ya sea en el hogar o en el trabajo—resulta indispensable adoptar hábitos que garanticen una exposición controlada y saludable.

El exceso de sonido puede dañar irremediablemente el sistema auditivo. Por ello, ajustar el volumen de televisores, radios y otros dispositivos a niveles que no superen los 65 decibeles, equivalente a una conversación en tono normal, es una práctica clave para prevenir deterioros. En espacios públicos, mantener la distancia de las fuentes de ruido también ayuda a reducir la exposición, protegiendo ese sentido vital que nos permite captar las sutilezas de nuestro mundo.

Ante molestias como irritación o taponamiento en el oído, lo más recomendable es evitar la automedicación. Estas situaciones requieren una evaluación médica, ya que el uso inadecuado de medicamentos puede resultar tóxico para los delicados tejidos auditivos. La asesoría de un especialista garantiza que cualquier anomalía se aborde de forma segura, previniendo complicaciones futuras. Además, adoptar una dieta equilibrada—rica en frutas, vegetales, pescado y granos—contribuye a controlar condiciones como la presión arterial y la diabetes, factores que inciden en la salud de nuestros oídos.

Los ambientes laborales frecuentemente exponen al trabajador a niveles sonoros superiores a los límites seguros. Una regla sencilla para detectarlo es observar si, durante una conversación a un metro de distancia, resulta difícil mantener un diálogo sin tener que elevar la voz. En tales entornos, el uso correcto de elementos de protección personal (EPP) es insustituible. Entre los dispositivos disponibles se encuentran los tapones descartables, los reutilizables y los protectores de copa. Cada uno cumple una función específica y debe ser elegido de acuerdo a los tipos de ruidos y a las características del área de trabajo. Es fundamental que tanto el empleador como el trabajador se aseguren de que estos dispositivos se utilicen de manera continua y se mantengan en condiciones óptimas.

El cuidado auditivo no se limita al lugar de trabajo. En casa, la presencia constante de aparatos electrónicos y otros emisores de sonido exige adoptar medidas proactivas para evitar la sobreexposición. Regular el volumen en los dispositivos y crear espacios de silencio contribuye a que nuestros oídos tengan periodos de descanso, fundamentales para preservar su funcionalidad a lo largo del tiempo. Proteger nuestros oídos no solo favorece una vida social activa y enriquecedora, sino que también desempeña un rol crucial en mantenernos alertas ante posibles peligros que podrían comprometer nuestra seguridad.

Cada pequeño ajuste en nuestros hábitos diarios, desde la moderación en el uso de dispositivos hasta el cuidado riguroso del equipo de protección en el trabajo, repercute directamente en nuestra salud a largo plazo. La prevención auditiva se vuelve, así, una responsabilidad tanto individual como colectiva, con efectos positivos que se reflejan en nuestra calidad de vida y en el bienestar general.

Martin Lionel Gerstner Javid


Comentarios